lunes, 10 de noviembre de 2008

Sobre las causas de la crisis alimentaria mundial

Por: Nestor Luque Vergara

Las explicaciones que se dan sobre la crisis alimentaria son falsas. El consumo de chinos e indios es una ellas, que de tanto repetirlas terminan siendo una evidencia. Lo importante es identificar las verdaderas causas y los auténticos responsables.

En su informe anual publicado en junio de 2008, el muy serio Banco de Pagos Internacionales (BPI) retoma la fábula de la evolución del consumo de los chinos y de otras economías emergentes. El BPI quiere conducir al público a una pista falsa con el objetivo de esconder, por una parte, la responsabilidad de los gobiernos del Norte y de las empresas transnacionales del Agribusiness, que han aumentado muchísimo la producción de agrocombustibles, y, por otra parte, la responsabilidad de los grandes grupos financieros que especulan en la Bolsa sobre los productos alimentarios. Los autores del informe del BPI tratan de dar una apariencia científica a su explicación.

¿Cuál es la causa principal del aumento del precio de los alimentos según el BPI? «Tratándose de recursos alimentarios, el fuerte crecimiento del PIB de las economías emergentes en estos últimos años ha elevado la demanda. Los cambios estructurales acentuaron esta tendencia. Por ejemplo, el aumento del ingreso por habitante, especialmente en China, produjo un aumento de la demanda de cereales, especialmente para alimentar al ganado. Según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FAO), el consumo de cereales por habitante en los países en desarrollo (PED) aumentó el 20 % entre 1962 y 2003, mientras que el de carne se triplicaba. La incidencia de la demanda sobre el precio de los cereales está amplificada debido a que, según ciertas estimaciones, es necesario de 2 a 5 veces más cereales, a igualdad de calorías, para producir carne. En el año 2002, cerca de un tercio de la producción mundial de cereales se utilizó para la alimentación de los animales destinados al matadero.»

Esta explicación tiene una pretensión científica y apela al sentido común. El razonamiento es el siguiente: el consumo de los habitantes de los países en desarrollo (PED) ha aumentado muchísimo, comen cada vez más carne, por lo tanto los precios han aumentado. Pero hay una dificultad: ¿Cómo se explica que este fuerte aumento de precios no se produzca hasta los años 2007-2008, cuando el consumo de los PED está creciendo desde hace 40 años? En realidad, el precio de los alimentos bajó a lo largo de los años ochenta y noventa. Y continuó bajando entre 1998 y 2002, aumentó un poco en 2002-2004, para descender de nuevo en 2005-2006. Después de la cosecha de 2006, el precio de los alimentos en el mercado mundial era igual al que tenían en 1998, muy inferior al precio de la década del setenta. En 2008, en dólar constante, el precio de los alimentos continúa siendo inferior al máximo alcanzado a fines de los años setenta. Ahora bien, lo que hay que explicar es la explosión de los precios en 2007 y 2008. La argumentación dada por el BPI no tiene nada que ver con las causas reales que la provocaron. Como dice Jacques Berthelot: «el crecimiento del consumo de productos alimentarios, ligado al rápido aumento del nivel de vida de los países emergentes, como China y la India, [...] es una tendencia que se viene produciendo desde hace muchos años y no se la puede responsabilizar del aumento desmesurado de los precios agrícolas en estos dos últimos años». Por otra parte, Berthelot también señala que el precio del arroz se mantuvo estable hasta octubre de 2007. Pero entre octubre 2007 y mayo 2008 se multiplicó por tres.

He aquí una explicación que consideramos la más apropiada y que se ha dividido en tres puntos:

Primero: Ante un precio de los cereales históricamente bajo hasta 2005, las grandes compañías privadas de agrobusiness consiguieron que los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea subvencionaran la industria de los «agrocombustibles» . Estas grandes empresas querían ganar en dos frentes: por un lado, vender sus cereales y otros productos agrícolas más caros y por otro, rentabilizar la producción de agrocombustibles. Y tuvieron éxito.

¿Cómo actuaron? Se basaron en la siguiente hipótesis: lo que el petróleo impedirá realizar de aquí a unas décadas (debido a la reducción de las reservas disponibles), la soja, la remolacha (convertidas en biodiesel), los cereales y la caña de azúcar (transformados en etanol) deberán estar en condiciones de permitirlo. Por lo tanto, pidieron a las autoridades públicas que asignaran subvenciones para que la onerosa producción de agrocombustibles se volviera rentable. Washington, la Comisión Europea en Bruselas y otras capitales europeas aceptaron la demanda con el pretexto de garantizar la seguridad energética de sus países o regiones. Los lobbies pro agrocombustibles convencieron a los gobiernos de que utilicen el falso argumento de que estos combustibles, al contrario que los hidrocarburos, tienen un impacto positivo sobre el medio ambiente.

Esta política de subvenciones desvió hacia la industria de los agrocombustibles grandes cantidades de productos agrícolas esenciales para la alimentación. Por ejemplo 100 millones de toneladas de cereales se excluyeron del sector alimentario en 2007. Así mismo algunas tierras destinadas a la producción de alimentos se reconvirtieron en tierras de cultivo de agrocombustibles. Esto hace disminuir la oferta de productos alimentarios y produce el aumento de precios. Resumiendo, para satisfacer los intereses de las grandes sociedades privadas que quieren desarrollar la producción de agrocombustibles, se decidió confiscar algunos productos agrícolas que el mundo necesita para alimentarse. Es necesario señalar que el BPI, en su informe ya citado, sostiene que las subvenciones públicas para la producción de agrocombustibles no ocupan un puesto importante entre las causas del alza de precios de los alimentos.

Segundo: La especulación sobre los productos agrícolas ha sido muy fuerte en 2007 y 2008, acentuando un fenómeno que comenzó a principios de la década del 2000, después del estallido de la burbuja de internet. Tras la crisis de las subprimes que se desencadenó en Estados Unidos durante el verano de 2007, los inversores institucionales se retiraron progresivamente del mercado de las deudas construido de manera especulativa a partir del sector inmobiliario estadounidense y se fijaron en el sector de los productos agrícolas e hidrocarburos como un mercado que podría darles interesantes beneficios. Por lo tanto, se dedicaron a comprar las cosechas futuras de productos agrícolas en la Bolsa de Chicago, en la de Kansas City y en la de Minneapolis, que son los principales mercados mundiales donde se comercia con cereales. En forma similar, en otras Bolsas de productos primarios compraron la producción futura de petróleo y de gas, especulando con la subida de sus precios.

Tercero: Los países en desarrollo están especialmente desprotegidos ante esta crisis alimentaria puesto que las políticas impuestas por el FMI y el Banco Mundial desde la crisis de la deuda los han privado de una protección imprescindible: reducción de las superficies destinadas a los cultivos de hortalizas y especialización en uno o dos productos de exportación, desaparición de los sistemas de estabilización de precios, abandono de la autosuficiencia en cereales, reducción de las reservas de cereales, debilitamiento de las economías debido a una extrema dependencia de la evolución de los mercados mundiales, fuerte reducción de los presupuestos sociales, supresión de las subvenciones a los productos de base, apertura de los mercados y la exposición de los pequeños productores locales a la competencia desleal de las grandes transnacionales, etc.

China y la India no son responsables del aumento exorbitante del precio de los alimentos.

China y la India exportan más alimentos que lo que importan. Jacques Berthelot demuestra con cifras que China continúa siendo exportadora neta de cereales (trigo, maíz, arroz) y de carne. Lo mismo pasa con la India. Los indios son exportadores netos de alimentos desde 1995. Por lo tanto estos dos países no son los que provocaron el aumento del precio de los alimentos en el mercado mundial.

Ante la falta de evidencias de la responsabilidad de los chinos, la prensa comienza a cambiar sus argumentos

El 19 de agosto de 2008, el diario financiero francés Les Echos titulaba un artículo de la siguiente manera: «Alza de precios de los alimentos: China es declarada no culpable». A partir de estadísticas de la OCDE y de un estudio de un investigador estadounidense publicado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el diario francés afirma que los chinos son autosuficientes, en especial, en cuanto a los cereales. Por su parte, el semanario neoliberal británico The Economist en su edición del 16 de agosto de 2008 realizó la proeza de, en un mismo párrafo, afirmar una cosa y su contraria: «Se puede decir que la gran demanda china de alimentos y energía hace crecer los precios mundiales de las materias primas». Algunas líneas más abajo, el editorial de The Economist continúa: «Y la producción de alimentos en China ha crecido en forma más rápida que el consumo en los últimos años. En tanto que exportadora neta, pequeña pero en aumento, de trigo, maíz y arroz, China tiene un papel en la moderación de los precios mundiales de los cereales». ¡Qué extraordinaria pirueta!

La política desarrollada por los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea es la principal responsable de la crisis alimentaria mundial.

Mientras que China y la India exportan más alimentos que lo que importan, Estados Unidos y la Unión Europea se encuentran en la situación contraria. Durante los años 2006 y 2007, Estados Unidos fue importador neto de alimentos. Es la misma situación que la Unión Europea, que se coloca en la 3ª posición mundial en la lista de importadores netos de cereales (después de Japón y México). Por lo tanto, es la demanda que viene de Estados Unidos y de la UE la que provoca un aumento de los precios de los alimentos.

Pero, concretamente, ¿por qué Estados Unidos y la UE son responsables de la explosión de los precios de los productos alimentarios primarios?

En primer lugar, se debe tener en cuenta que Estados Unidos tiene un papel determinante en la fijación del precio de los cereales, oleaginosas y proteaginosas, ya que los otros países exportadores adaptan sus precios en función de la cotización en las Bolsas de Chicago, Kansas City y Minneapolis. Por otra parte, el aumento del precio de estos productos se traduce en un aumento del precio de la carne, puesto que la crianza del ganado se basa en estos alimentos.

Dos factores fundamentales que dependen directamente de Estados Unidos y de la Unión Europea entran en juego en el brutal aumento del precio de las materias primas alimentarias en el período 2006-2008.

El primero es el fuerte incremento de la producción de agrocombustibles en Estados Unidos y en Europa. El segundo es la formidable especulación sobre el precio de estos productos (y sobre los hidrocarburos) en las Bolsas.

Referencia
www.cadtm.org

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